Un mes después de que la dana arrasara con 75 municipios de la Comunidad Valenciana ha quedado claro que las consecuencias para el sector inmobiliario van mucho más allá de propiedades dañadas y calles anegadas. La devastación de las casas ha sido un golpe inmediato y visible, pero hay más: en el medio plazo, los expertos aseguran que el alquiler en las zonas no afectadas se encarecerá, los préstamos hipotecarios se endurecerán y ciertos tipos de propiedades, como los bajos, experimentarán una fuerte depreciación. La demanda persistirá en la zona cero gracias al arraigo de la gente local, pero se descarta cualquier interés por parte de compradores de otras comunidades y mucho menos de extranjeros, que ya de por sí representaban un porcentaje reducido en el mercado de estas localidades.